domingo, 26 de abril de 2015

¿Es difícil ser empresario en el mercado colombiano?

Por: Santiago Bernal Granados
Estudiante de Mercadeo y Publicidad
Cursando la materia "Desarrollo de Competencias Empresariales"
Fundación Universitaria Autónoma de las Américas

Si no le apuestas a tu idea, alguien más astuto, te contratará para materializar la suya...
  

Colombia es considerado un país subdesarrollado en el ámbito mundial, realidad que es inminente; sin embargo, todos los empresarios extranjeros y no empresarios que visitan el país nos consideran “verracos” y “echados pa´ delante”, términos que hacen referencia especialmente a los paisas, habitantes de Medellín en Antioquia ¡Encomian nuestro trabajo, nuestros recursos y hasta los productos que producimos! Pero… ¿Qué pasa que no vamos más allá de ser una copia del común?

Sí, me refiero a una copia del común cuando todos nacemos y estudiamos para obtener un cartón, salir a los medios a competir y obtener un trabajo con un sueldo miserable para la cantidad de sacrificios por los que pasamos durante la etapa de preparación académica y profesional; en otras palabras, nos produce miedo innovar, emprender, manejar nuestro horario, competir autónomamente, en fin… nos da miedos ser libres...

La respuesta a la pregunta ya formulada radica en que somos una copia de la sociedad, estamos marcados por el ritmo de vida que tiene un colombiano promedio, esa es nuestra educación, si no seguimos el mismo camino no seremos exitosos; cabe recalcar que el éxito para un amigo, hermano, colega, o como le quieran llamar, es nada más y nada menos que el bolsillo y para qué compañía o persona trabaja. 

Tristemente es nuestra realidad, nuestro proceder y nuestra educación, por eso doy una opinión personal sobre lo difícil o lo fácil, todo depende de cómo lo quiera asumir o percibir; se puede ser empresario en Colombia, tocando brevemente tres aspectos “indispensables” en nuestras vidas: Estudio, trabajo y por último y, menos importante, nuestra mentalidad respectivamente.

Hay gente que estudiar, porque hay que estudiar

¿Se educa para emprender o para ser empleado?
El negocio de la educación en Colombia tiene un gran poder, y ese poder es  alimentado por la presión social, no digo que no sea importante estudiar, pero ¿Cuántas personas estudian porque “hay que estudiar”? y ¿Cuántas lo hacen por pasión?... Hay carreras profesionales que son indispensables estudiarlas, que son de mucha importancia y se debe obtener un conocimiento previo antes de la práctica, me refiero a profesiones en el área de la Salud, ingenierías y los campos de estudios pertinentes a la Economía, pero definitivamente hay carreras para esas personas “que estudian porque hay que estudiar”, profesiones que se aprenden y hacen más competentes a las personas en la práctica, en el medio laboral, como dicen por ahí “untándose las manos” más que el mismo “negocio” que tienen las universidades con ese tipo de profesiones, las carreras que solo necesitan de un profesor y una tizas, para que los estudiantes reciban el diploma que los acredita como profesionales.

Centrándonos en el tema del Emprendimiento, hay una gran ironía, desde mi experiencia personal cuento con amigos que ya obtuvieron títulos como cirujanos plásticos, magister en Negocios Internacionales, Gerente de Producción, entre otros que los catalogan como “exitosos”; pero hay una gran particularidad en ellos, muchos dicen “si supiera que iba a estudiar 5, 6 ó 7 años de mi vida para conseguir el estrés, el agotamiento y el desempeño de tareas por obligación diariamente, más bien me hubiera dedicado a seguir jugando fútbol, dibujando o algún arte que me llevara al éxito, en fin contar con más tiempo para vivir, la cosa es que yo no vivo, trabajo”, (Anónimo). 

Esta es una de la infinidad de muestras más que evidentes, de si estamos estudiando para emprender, para apasionarnos, para innovar o más bien, porque nos toca; muy claro lo dice Allan Watts, filósofo británico; en su discurso, "Si el dinero no importara, ¿Qué harías?": “Es mejor tener una vida corta, pero llena de las cosas que te gustan hacer, y no una larga vida vivida de manera miserable… Si haces realmente lo que te gusta… Llegas a ser un maestro en esto, porque realmente estás con ello, entonces podrías sacar muy buenas ganancias”. 

Una vez conseguimos tan anhelado título, cartón y/o profesión es cuando la cruda realidad estrella a los colombianos: El sueldo; parece que ya las entidades no valoran el conocimiento y desempeño de una persona, como si hablar de desempeño fuese hablar de un ser humano multitareas, aquel que estudió Contabilidad, pero tiene que hacer también mercadeo, administrar, gerenciar, diseñar, atender, etc. Bajo una remuneración que a duras penas libraría la inversión que se destinó a la educación durante 5 años en un tiempo considerable para poder empezar a “darse los gusticos” y si, esta generación tiene mucho que decir: SER+HACER+TENER= NACER+ESTUDIAR+TRABAJAR+COMPRAR+REPRODUCIRSE+MORIR. (Carolina Chavate: Renuncié y no me he muerto de hambre, marzo 25 de 2015). 

Es que vivimos en el país de las deudas, trabajar para endeudarnos como base de un sueldo miserable, pero claro, el colombiano tiene que tener su iPhone, su carro último modelo, el mejor apartamento, los mejores tennis y la novia operada… A costa no de lo que le apasiona hacer, tampoco del dinero que le sobra y mucho menos con el trabajo como tal, mas bien con lo que le tocó hacer, las deudas y el tiempo que ofrece de su vida diariamente a una compañía, claro lo dijo José “Pepe” Mujica, ex Presidente de Uruguay; en un discurso muy popular que hizo en una reunión de las Naciones Unidas: “Cuando tu compras con plata, no compras con plata, compras con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para ganar esa plata…”

Así de simple es la percepción que tenemos del trabajo

Las instituciones de Educación Superior se han propuesto en implementar acciones en pro del Emprendimiento, por ello, crearon la unidad que lidera este tema y realizan ferias para potenciar la creatividad entre sus estudiantes. 
Los ya mencionados aspectos se resumen al último y “menos importante” de todos, nuestra mentalidad, estructurada y sostenida por cada uno de nuestros complejos, por una sociedad consumista, por la presión social y ¿Cómo no?, por la educación que recibimos la gran mayoría de los colombianos; una mentalidad perdedora, en la que consideramos que “quien tiene plata, es quien tuvo la oportunidad de emprender” y a los que la vida no nos ofreció ese privilegio nos tocó trabajar para las compañías de aquellos que sí pudieron sacarlas adelante, las organizaciones de esos “creativos”, de esas personas “innovadoras” y “verracas”; entonces nuestra actitud nos tira al abismo del trabajo mal remunerado y extensas horas de empleo, considerando así de por vida la idea de ser colaboradores, desde el cargo jerárquico que tengamos, merezcamos tener y logremos obtener.

“Capital, trabajo, innovación y éxito”

Buenas ideas materializarán una idea mucho más mayor
¿Emprender?... este término revuelca la mente del colombiano promedio común: “Capital, trabajo, innovación y éxito”…. “NO” es lo que nos afirma nuestra mente aunque suene irónico, porque esa serie de palabras conlleva un calvario de sacrificios y es que el colombiano de por sí, aunque los extranjeros como mencioné en el primer párrafo no lo crean, somos perezosos; dejamos atrás las habilidades, nuestras pasiones, nuestros hobbies; creyendo que no eran una opción de vida exitosa, y la realidad es que miramos afuera del país como las personas son civilizadas, emprendedoras y adineradas, pero, ¿A razón de qué? No solo de sus esfuerzos, sino de su emprendimiento a partir de sus pasiones y de su sentido común, sentido común es de lo que carece el colombiano para emprender, esas dos palabras tan sencillas, pero tan dicientes es lo que ha llevado a muchos empresarios al éxito; lo que pasa es que no pensamos para nosotros, sino para la opinión y recibimiento de encomio por parte de los demás y es que “el mundo no está preparado para escuchar que tenéis escrita una lista de objetivos idealistas, aunque sean específicos, medibles, alcanzables, aunque tengan sentido y significado; y que además estés tratando de tachar punto por punto de esta lista… el mundo no está preparado para escuchar respuestas como: “Trabajo en un proyecto personal, trabajo haciendo un sueño realidad….” (Carolina Chavate).

Recuerdo una noticia que leí acerca de una empresa que ofrece “arrunchis” (Abrazos a personas desconocidas postrados en una cama, respetando la moralidad y dignidad del cliente, es decir sin sexo)… ¡Increíble! ¿Cómo una idea tan “absurda” puede convertir a alguien en un empresario y hacerlo exitoso? o ¿Qué opinamos de los paseadores de perros?... ideas “tontas”, “sin futuro”, “absurdas”, es lo que nos dice nuestra mentalidad programada para ser empleados de por vida, pero la realidad cambia cuando observamos a personas hacerlo y hacerse una vida digna, exitosa y cómoda a raíz de este tipo de ideas que surgieron en la mente de aquel que no carecía de sentido común.

En resumen, este no es un ensayo que va en contra del trabajo y mucho menos del estudio profesional, es más bien esa opinión y respuesta para aquellos que viven una vida llena, frustrada y miserable, aún con dinero en el bolsillo así suene irónico, pero lastimosamente hemos dejado de vivir para nosotros y darle lugar a los allegados y conocidos el poder de decir: “Mi hijo es “coordinador, asistente, analista y trabaja para…” para sentirnos orgullosos de nuestra vida carente de creatividad y “verraquera”, simplemente porque así nos lo enseñó nuestros padres, nuestra sociedad, nuestro país.

Colombia es un país lleno de recursos, de potencial humano que está dormido esperando o más bien, recibiendo la conquista de multinacionales extranjeras, de ideas extranjeras, la conquista de la creatividad de los demás compatriotas, para hacernos sus empleados. Considerando la esperanza en que el país tiene mucho por ofrecer, es una nación en potencia de emprendimiento, de innovación y conquista del mercado, le apuesto a que en Colombia si es fácil emprender, todo es cuestión de despertar, de explorar, investigar y dejar la pereza o también, cada quien ve las cosas como las quiere ver, fácil o difícil, pensar de manera optimista y emprendedora o de manera pesimista, sumisa y perdedora.

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