Por: Jorge Uribe Piedrahita
Comunicador Social /Organizacional
Periodista
Especialista en Mercadeo Gerencial
Docente Universitario
Líder Coach
Uno de mis grupos favoritos. Estudiantes de Comunicación y Relaciones Corporativas de la Universidad de Medellín |
Hace algunos días una estudiante se me acercó y me dijo: "Profe, a mí me habían dicho que usted era muy buena gente, pero no que ponía tantos trabajos", le sonríe y quedé pensativo: ¿Será que si hago que la gente luche mucho el logro satisfactorio de un curso? Luego recordé la premisa con la que he trabajado durante todos estos años: "Hay que "sudar" la carrera", y noté que es poco lo que hago para que un dicente "sude" su programa académico, porque cuando uno lucha con vehemencia por superar unos logros y alcanzar unas metas, disfruta más su pregrado cuando se gradúa, cuando ya está trabajando...
Desde que comencé a ser docente universitario, vi con tristeza cómo los estudiantes carecían de un espíritu académico y de amor por sus oficios, a veces pienso que quieren que todo les llegue a sus vidas por obra y gracia de Dios y se rehúsan a trabajar por ganar sus cursos con un porcentaje superior a 4.0
La mediocridad traducida en 3.0
Unos afirman que lo importante no es la nota, que es el aprendizaje que se adquiere durante el desarrollo de la asignatura, sin embargo, esa categorización del 0 al 5 si permite medir en qué grado el estudiante ha acogido en su ser, los conceptos tratados en clase. En definitiva, también da cuenta de quién es puntual con la entrega de sus trabajos y cuán esmero le proporciona a cada uno de estos. El esmero no se traduce en cantidad sino en calidad, no es el que más número de hojas entregue, es el que en cada línea deja claridad en los conceptos y se esmera por entregar un producto digno de admiración e imitación. Por eso, recordaré por siempre dos trabajos entregados hace poco en un módulo de Desarrollo de Competencias Empresariales, Catalina y Xiomara, hicieron gala de ser unas estudiantes profesionales y me entregaron dos informes que atesoraré en mi alma y llevaré conmigo hasta la mortaja. Para ellas, ese 5.0 alcanzado en el trabajo, fue más que merecido. Hicieron que el contenido fuese una orquesta armónica, de esas pocas que logran que cada instrumento suene a un ritmo perfecto para alcanzar el clímax musical.
Sin embargo, hay otros que solo buscan alcanzar el 3.0, reitero que una nota no tipifica la calidad del estudiante, pero si da cuenta del esmero proporcionado, del interés, de la capacidad de asimilar conceptos, de visualizar el panorama y querer sorprender al docente con una realización exitosa de los ejercicios. No se conformen con el 3.0, esa nota le está haciendo un daño terrible a la academia, pues de allí están saliendo seres humanos que no buscan la perfección, se acomodan a las circunstancias y trabajan por el mero hecho de cumplir. Por esto, siempre he propuesto que un curso se debería superar más allá del 3.5
La pereza traducida en las típicas frases "No más trabajos"
"Profe, usted cree que solo tenemos esta materia", "Ah no profe, vuélvase serio, ya estamos cansados de hacerle trabajos a usted", "Profe, acuérdese que nosotros tenemos vida, familia y amigos". No se olviden, queridos estudiantes, que uno aprende a montar bicicleta pedaleando, y que más que excederme en el número de trabajos busco es que practiquen constantemente, para que lleguen a un punto denominado perfección. Siempre me he propuesto a pedir más de lo que cree cada dicente puede dar. Por eso recuerdo el caso de Miryam, una estudiante de Derecho; a quien jamás olvidaré porque en cada ejercicio le pedía más y más, que me diera su corazón, que entregara el alma, que dejara toda la piel en el escenario... y ella lo logró, en cada momento me entregaba más, su plan de desarrollo se fue potenciando más y más, incorporaba a sus presentaciones las recomendaciones proporcionadas en cada ejercicio, dejó su piel, alma y corazón en cada taller, fue capaz de demostrarme que si era capaz, que podía darlo todo, que sus capacidades no tenían límites y fue un regalo precioso que jamás olvidaré.
Mi recomendación es que si notan que la carga académica es amplia, no tomen tantas asignaturas por semestre. Matriculen dos o tres materias, y hagan que el resultado en cada una de éstas sea ejemplar ¿Tomará más años? Sí, pero habrá mayor satisfacción.
"Agradezco a Google y a Internet, sin ellos no me habría graduado"
Desde que inicié en este mundo precioso de la academia, me he topado con un enemigo silencio que acosa las vidas de los docentes, es una práctica errónea de la nueva era, propia de la cibercultura; abonada por profesores mediocres que entregan pocos trabajos a los estudiantes y quizás nunca revisan las líneas para corregirlos y enrutarlos por el camino correcto, por eso es que los alumnos se han apoderado de una práctica que desprestigia su oficio: Copiar textos literalmente de Internet, olvidándose que se denomina plagio y que ello es un crimen de lesa humanidad para el mundo de las letras, los conceptos y los saberes.
El caso más delicado hasta hoy, fue cuando en 2012, tuve dos grupos bajo una misma asignatura, de 82 estudiantes que participaban en éste, se presentaron 76 casos de plagio. Uno de los más cínicos, me escribió diciendo: "Profesor, usted es torpe, cómo pretenden que no plagiemos, que no copiemos literalmente de Internet, si nosotros no somos expertos en los temas"; solo traté de responderle con tranquilidad: Mi interés no es leer lo que ya está en Internet, Wikipedia o Google, tampoco aspiro a que cada estudiante me entregue un trabajo de grado cada vez que realice un ejercicio, solo espero con paciencia y determinación, que el alumno haga una gala exitosa de lo que entendió del tema y me lo explique con sus propias palabras, buscando recursos significativos implícitos en el arte de persuadir y convencer.
Hasta hoy, ninguno de los cursos que he dirigido y ninguna de las instituciones de Educación Superior en las que he trabajado, se ha salvado de un mal resultado por problemas de plagio. Trato de guardar silencio frente a las directivas de las entidades, pero si llevo a que los estudiantes reflexionen, se den cuenta que si existimos docentes preocupados por la academia, que revisamos todo el contenido y queremos entregarles un resultado y unas recomendaciones, coherentes con el proceso de formación.
¿Qué significa "sudar" la carrera?
Es entregar el alma, el corazón y la vida en cada ejercicio, buscar vivir experiencias sorprendentes con los profesores, hacer todo con dedicación, esmero y determinación, impregnar de seriedad y perfección cada trabajo de clase, asumir con responsabilidad cada asignatura sin darle más o menos importancia a una que a otra, reconociendo el respeto que se le debe tener a cada docente, identificando que si la materia está en su plan de estudio, no es por el típico mal llamado "relleno", es porque se requiere para fortalecer el perfil profesional del próximo graduando. Cuando uno suda la carrera no acude a Google o Wikipedia para tomar conceptos literales, se nutre de ellos, lee, se contextualiza y empieza a dibujar su pensamiento a través de las palabras y el parafraseo.
El alumno que suda la carrera se apasiona con cada ejercicio, no ve límite en alguno de estos, deja su piel en el camino y hace que el profesor se erice y se sienta orgulloso de tenerle como estudiante. Cuando uno suda la carrera, sale al mercado laboral orgulloso de su profesión, a cumplir con decisión un cargo o emprender un proyecto en el que será único, y siempre impregnará su ejercicio de elementos diferenciadores. Por eso, me propuse siempre hacer que los estudiantes "suden" su carrera, porque me parece injusto que el mercado laboral, que es altamente competido, se sature de seres humanos que nunca forjaron un profesional íntegro y que se dedicaron a vivir del famoso "golpe de suerte", a "tercerear" sus materias, a no cumplir con los ejercicios y quejarse de cada profesor.
Profe gracias muchas gracias, por compartir sus experiencias vividas y conocimiento, deja en mi una gran huella y mucho para reflexionar; espero encontrármelo nuevamente en lo que falta de mi carrera. Gracias.
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