Por: Jorge Uribe Piedrahita
Comunicador Social /Organizacional
Periodista
Especialista en Mercadeo Gerencial
Docente Universitario
Líder Coach
Señor Presidente, toda mi vida me he sentido orgulloso de haber nacido en Colombia, de ser hijo de esta Patria, de haber mecido mi cuna en una sierra antioqueña. Sin embargo, es inevitable sentir dolor y hasta vergüenza, al ver en lo que se convirtió una campaña electoral que debe distinguirse por el debate con argumentos e ideas bien fundamentadas. Pasamos de esos discursos, que aunque falsos, estaban cargados de diplomacía, de oratoria, de arte; a ser testigos de una campaña que más que negra, pasó a ser tenebrosa, oscurísima y hasta apocalíptica.
Señor Presidente, ¿De quién se está mal o bien asesorando? ¿Quiénes son los creativos que juegan con el dolor y la sangre derramada de un pueblo que no ha prestado sus hijos, sino que el Estado y las FARC se los han arrebatado? ¿Por qué usted y su equipo de campaña se dedicaron a insultar el honor y la gloria del Ejército Nacional?
Señor Presidente, ¿De quién se está mal o bien asesorando? ¿Quiénes son los creativos que juegan con el dolor y la sangre derramada de un pueblo que no ha prestado sus hijos, sino que el Estado y las FARC se los han arrebatado? ¿Por qué usted y su equipo de campaña se dedicaron a insultar el honor y la gloria del Ejército Nacional?
Señor Presiente, al ver esa propaganda, en la que usted le pregunta a varios actores, porque no creo que sea gente del vulgo; "¿Usted prestaría sus hijos para la guerra?" Muy respetuosamente, quiero preguntarle si usted sufre de alzhaimer. ¡No puedo creer que se le estén olvidando nuestras leyes!
El servicio militar obligatorio en Colombia, Señor Presidente, está regido por la Ley 48 de 1993, en cuyo artículo tercero señala que “todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan, para defender la independencia nacional y las instituciones públicas, con las prerrogativas y las exenciones que establece la presente ley”. Adicionalmente, la obligación militar de los colombianos termina el día en que cumplan los 50 años de edad. En el artículo 11 señala que el servicio militar obligatorio bajo banderas tendrá una duración de doce a veinticuatro meses, según determine el Gobierno.
La controvertida cuota de compensación militar está contemplada en el artículo 22 de la mencionada ley, que textualmente dice: “El inscrito que no ingrese a filas y sea clasificado debe pagar una contribución pecuniaria al Tesoro Nacional, denominada "cuota de compensación militar". El Gobierno determinará su valor y las condiciones de liquidación y recaudo”. Además, tiene un parágrafo según el cual “la cuota de compensación militar se pagará dentro de los treinta (30) días siguientes a su clasificación”.
Entonces, Señor Presidente; cómo que le estamos prestando a nuestros hijos para la guerra. Hace poco acompañé a mi hermano a hacer el trámite para definir su situación militar, pues sin la libreta en ninguna parte lo empleaban, en la universidad no lo graduaban y para el Estado no existía. ¡Y claro! Salió uno de los comandantes a aclarar que primero debía presentar unos exámenes médicos para determinar si era apto o no para enfilarse en las tropas del Ejército. En caso de no salir apto, tendría que pagar una suma de dinero para que el Gobierno lo dejara ser libre. Y lo más vergonzoso, Señor Presidente, es que no son 100 mil, ni 200 mil... la cifra supera el millón de pesos y está sujeta a los bienes que posean los padres.
Recuerdo, Señor Presidente, que uno de los soldados me decía: "El Ejército es muy duro, pero yo no tuve para pagar la libreta militar. Cuando me dieron la consignación para ir a depositar la plata en el banco, dije: Mmmm, mejor me voy a pagar servicio y acá llevo 18 meses" ¿Será que la mamá de ese joven se lo prestó a la guerra? ¿Será que a ella le dieron la opción de escoger si lo prestaba o no?
Señor Presidente, al parecer a usted también se le olvidó el modus operandi de las FARC, recuerde que ellos sin temor ni dolor, van por los pueblos reclutando a los hijos e hijas de los colombianos, sin validar si sus padres quieren prestarlos o no. Ellos amenazan con fusiles a quienes quieren impedir que se los lleven y muchas veces asesinan a sus padres para robarse a los niños. ¿Cuál es el país que usted está gobernando? ¿Acaso a usted no le entregan reportes sobre este flagelo o, en un caso extremo, no está viendo los noticieros?
Por último, no insulte el honor de los hombres y las mujeres que por amor a las Fuerzas Armadas, decidieron entregar su vida para defender a la Patria. Ellos no están prestados para la guerra. Voluntariamente, decidieron combatir a quienes masacran a sus familias y seres queridos, y hoy están en la selva dando todo de sí para que usted pueda gobernar y yo pueda trabajar y escribir estas letras.
¡Por respeto a este pueblo que le dio la confianza de ser Presidente en 2010, retire ese comercial de la televisión! ¡Las madres de Colombia merecen respeto!