Por: Jorge Uribe Piedrahita
Comunicador Social /Organizacional
Periodista
Especialista en Mercadeo Gerencial
Docente Universitario
Líder Coach
Hoy me levanté con la noticia de aquellos que siempre están bien informados, los vanguardistas de los datos, un poder que se configura en un espacio llamado Twitter. Es allí donde siempre me entero qué acontece en el mundo, y para este día no era la excepción, me contaron que se conmemora en Colombia el día del periodista.
Para algunos, un oficio ya prostituido, por aquello de que cualquiera se autodenomina PERIODISTA, es más, pareciera que por el simple hecho de redactar un artículo, se sintieran con la anchurosa posibilidad de apuntar en sus hojas de vida que ya son profesionales de este pregrado. Para otros, es un ejercicio humano poco valorado y mal pagado, dado que para ser escuchado hay que crear alrededor de sí, un prestigio y una fama, porque si eres don nadie, por muy lindo que escribas, por mucha literatura que le incorpores a tus redacciones, por muy enaltecido que hagas el acto de dibujar sucesos a través de las palabras, nadie notará lo que escribiste.
Veo el panorama y siento que otros confunden el significado de periodista, pues creen que es aquel que se sienta detrás de un mostrador a contar uno a uno los acontecimientos de interés general, o en un caso más extremo, se cree que son aquellas lindas féminas que con un bello escote y una minifalda salen a leer las "enriquecedoras" noticias del entretenimiento, que para estos tiempos, ya ocupan un espacio estelar y casi de una hora en los noticieros.
Sin embargo, debo indicar que más allá de un bello rostro, de un afamado personaje, de una Dávila y hasta un Jorge Alfredo, hay un conjunto de hombres y mujeres que como dice un amigo: "investigan, escriben, denuncian, informan y dignifican la profesión sirviendo a su sociedad". ¿Es un servicio? Yo lo llamaría mejor, la misión de convertirse en la voz del pueblo, un pueblo que requiere ser informado, que requiere recibir datos veraces y acomplarlos a su ser.
Son seres humanos que más allá de ejercer el oficio, lo toman como un estilo de vida, porque el periodista no duerme, el periodista debe estar alerta como un vigilante, debe estar atento y tener esa sagacidad y ese instinto que la vejez otorga y que las mujeres se vanglorean de tener. El periodista vive y respira por el Periodismo, se apasiona, se sumerge en ese mundo para poder, a través de un buen análisis de los detalles, entregar una información no polarizada, ni mucho menos, maquillada por los demás poderes de la sociedad.
Ojalá que pudiésemos hablar que en Colombia hay libertad de prensa, pero indiscutiblemente, no es así: La información siempre está sesgada y acomodada a los interés de los dueños de los medios, no es gratuito que los principales medios de comunicación en el país, sean de propiedad de los hombres más ricos, esos mismos que ponen presidentes, eliminan leyes y transforman a la sociedad para que puedan consumir sus productos y usar sus servicios.
Finalmente, debo rescatar del oficio, esa parte deliciosa, deleitante, ese bello momento, esa posibilidad inquietante de dibujar los acontecimientos a través de las palabras. Ese exquisito trabajo de investigar y hallar información, ese momento cúspide cuando se alcanza el objetivo y puedes cumplir la misión que se te fue encomendada.
Mi llamado es a que no cualquiera se autodenomine periodista y que los futuros profesionales, hagan valer su esfuerzo y se note que sudaron su carrera, que hicieron con sacrificio sus estudios y nacieron para ser PERIODISTAS.
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