Por: Estefanía Hoyos Vásquez @EstefanaHoyosVs
Estudiante de Comunicación y Relaciones Corporativas
Universidad de Medellín
Artículo de opinión
Artículo de opinión
Dentro
del ámbito empresarial hay una serie de dificultades que impiden el normal
funcionamiento de la comunicación y que no permiten que se desarrollen a
cabalidad cada uno de los puntos del plan de negocios.
Cuando
se hablan de dificultades, se refieren a la falta de cohesión entre las
diferentes secciones o grupos que conforman la empresa, éste es un problema
verdaderamente difícil de abordar por la complejidad que por sí solo representa
y por la heterogeneidad de sus unidades constitutivas.
En
el mundo en que nos estamos desarrollando, para que cualquier institución tenga
éxito y se desempeñe como una de las mejores tiene que tener completamente
definido un grupo de “intracomunicación”, que la ayude a solventar el peso del
mercado, y que se convierta en el instrumento modelador y representativo ante
los ojos de la sociedad. Su función radica principalmente en ayudar a
posicionar, solucionar problemas de estancamiento y lo más importante defender
la posición adquirida.
Pero
para que todo esto se lleve a cabo se deben dejar de un lado todo tipo de
prejuicios en contra de la comunicación organizacional y comenzar a verla como
una de las herramientas más útiles con las que cuenta la empresa.
Para
atacar esta serie de prejuicios, temores injustificados, y demás lo primero que
se debe hacer es demostrar que los procesos comunicativos tomados desde varios
ámbitos resultan más eficaces que estudiándolos de manera independiente y que
la imagen interna y externa de la empresa es por lo que hay que trabajar en
común consenso.
No
estamos diciendo que no hay cabida para el debate o las opiniones, sino que lo
se busca es un núcleo común que satisfaga las necesidades del consumidor y que
lo identifiquen con la corporación; que los que trabajan para dicha
satisfacción sientan que hicieron exactamente lo que se les pidió y que los
directos responsables puedan decir que el objetivo se cumplió.
Es
un ciclo donde la mezcla de todos los componentes define el éxito o fracaso de
la operación, si uno falla, fallan todos; de ahí la importancia de la
organización, planeación, definición de objetivos, asesoría previa. Siendo algo
tan complejo no se puede dejar nada al azar todo debe ser meticulosamente
planeado, y aunque es un trabajo en el que todos tienen parte activa es el Chief
Reputation Officer el que al final
debe rendir informes, hacer los respectivos balances y sacar las conjeturas
correspondientes positivas y negativas, ver que se debe mejorar y que puede
continuar por la misma línea.