viernes, 8 de mayo de 2015

Jugando al escondrijo con el empleo en Colombia

Por: Jhon Anderson Hoyos Durango
Estudiante de Mercadeo y Publicidad
Cursando la materia "Desarrollo de Competencias Empresariales"
Fundación Universitaria Autónoma de las Américas



Con el pasar de los años para los jóvenes colombianos se ha hecho muy difícil aspirar a un trabajo digno, puesto que muchas compañías entre sus muchos requisitos exige tener experiencia laboral de mínimo un año, y la práctica profesional es de solo seis meses, entonces cómo poder tener una buena experiencia si dichas compañías no brindan la oportunidad para conseguirla. Con esta situación la única experiencia que están obteniendo los jóvenes es la de hacer hojas de vida, llenar formularios, presentar entrevistas de trabajo, llenar las pruebas psicotécnicas, etc.

También estas mismas han adquirido ciertos niveles de exigencia considerables,  para elegir a los nuevos candidatos que ocuparán diferentes cargos, y que además, se medirán por una productividad invisible, que finalmente se verá recompensada con un salario que no compensa el esfuerzo del trabajador, y comparando los egresos que se realizan en un país como Colombia, que gastos indispensables como la alimentación, la educación, el vestido, la vivienda, el pasaje del bus, entre otros, cada vez aumentan más y el salario no hace mejoras positivas, es muy desalentador saber que si logramos pasar todas estas exigencias, nuestras necesidades no serán cubiertas al ciento por ciento, y como para completar la situación muchas entidades solo buscan trabajadores por tiempo temporal, y a estos solo les reconocen el salario mínimo y algunas de las prestaciones sociales, ya sea, el servicio de Salud, Pensión, ARL, POS, servicios complementarios, establecidos en la Ley 100 de 1993, y no sobra resaltar que el deber de esas compañías, es brindarles todos estos  beneficios a sus empleados. “Entonces esta obligación queda suspendida en el aire”.

A pesar de que los derechos de los aspirantes, a la empleabilidad y contar con un salario que compense su fuerza de trabajo, no están siendo respetados en su totalidad, la necesidad los obliga a aceptarlo y dicho de una manera muy grotesca estarían siendo explotados por estas empresas prestadoras de servicio. Las prestaciones sociales y el salario pueden variar dependiendo de su modo de contrato sea por tiempo definido o temporal, cargo y experiencia.

Por otro lado, estos aspirantes a empleos dignos, se encuentran con el pequeño obstáculo de que los graduados del SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje) tienen un privilegio ante la contratación en las empresas, ya que ellos cuentan con el apoyo del Gobierno Nacional. Para muchos el servicio que presta el SENA es un gran problema para poder avanzar laboralmente, porque fuera de que el tiempo que permanece estudiando en una universidad es de dos años o más, los gastos que esto genera son elevados.

Ahora le volteamos la cara a la moneda y encontramos a todas aquellas personas que igual que todos sueñan con tener un trabajo digno, honrado, posiblemente bien pagado, pero por su situación económica les queda muy complicado realizar una carrera técnica y profesional para conseguirle. Es ahí cuando ellos se encuentran con el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA,  una institución pública colombiana encargada de la enseñanza de programas técnicos y tecnológicos, fundada en el año 1957 por Rodolfo Martínez Tono, quien se inspiró en el SENAI (Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial) del Brasil.

El SENA cuenta con varias sedes en los 32 departamentos que componen este país, también tiene convenio con muchas entidades públicas importantes en el país, y consolida algunos convenios en el exterior. Gracias a esta Institución se les ha permitido a muchos jóvenes de escasos recursos formarse y salir a conseguir  una oportunidad en cualquier organización.

Aunque el servicio que presta el SENA para unos es bueno y para otros no tanto, queda la incógnita de si el funcionamiento y la estrategia de éste es la más apropiada, puesto que prepara a sus técnicos y tecnólogos en tan solo 6 meses o un año y  la mayoría de sus alumnos están graduándose de 18 0 19 años de edad y salen a competir en el ámbito laboral; será que con esta formación en tiempo récord, estos jóvenes tienen la capacidad para salir y ser un apoyo viable para las empresas.

Si analizamos esto entonces podríamos llegar a la conclusión de que los más capacitados para desempeñarse en cualquier trabajo son los egresados de otra clase de institución, puesto que su formación fue de un tiempo más extendido, y si es de tiempo más extendido, esta persona quizá tenga más conocimientos que la de una persona graduada en el SENA o tal vez no más conocimientos, si no que los que obtuvo en el proceso de su formación fueron profundizados de una manera más avanzada; y por ello la labor que prestaría además de ser un beneficio para sí mismo, le estaría ayudando a esa empresa a crecer; porque cuenta con un personal muy bien capacitado.

Aunque  cabe resaltar que en los últimos años surgió la propuesta de crear el grado décimo segundo y hasta décimo tercero en la Educación Básica Secundaria; ésta sería una novedosa estrategia para retener a los alumnos que están egresando de temprana edad de su estudio de bachiller académico, y también para prepararlos más en comprensión lectora y lógica, escritura, gramática, ortografía y emprendimiento, serian años dedicados en enfocarlos más hacia su verdadera vocación profesional.

Si los egresados del SENA u otra institución, quieren afianzar sus conocimientos y posiblemente realizar un posgrado, se podría decir que en el ámbito personal está creciendo de una manera exorbitante; pero este conocimiento solo le serviría principalmente para ser docente universitario. Para cualquier empresa no es que sea muy conveniente tener a una persona que cuente  con un posgrado en su hoja de vida, no solo porque “no cuentan” con la rentabilidad necesaria para ofrecer una buena compensación a estos profesionales, si no también, porque hay doctores que son pésimos trabajadores y degeneran el sistema; de allí aparece el dicho: “Estudiemos para ser docentes universitarios, porque a los magíster la academia nos quiere, pero la industria nos odia”.

Otro inconveniente que presentan los jóvenes aspirantes a mejor calidad de vida, mejor empleo; es la cantidad de cupos de empleo, ocupados por personas ya jubiladas, que se están quedando anclados en sus cargos, estancando el mercado laboral y evitando que las nuevas generaciones de trabajadores puedan comenzar a adquirir la muy codiciada experiencia laboral, exigida por la gran mayoría de empresas colombianas, y poder emprender como líderes iniciando nuevos proyectos o por lo menos dirigir los ya establecidos. Lo más conveniente sería que alguna entidad con voz y voto sobre este tema, exigiera que los empleados ya jubilados por obligación se tengan que retirar de su cargo y permitir que los nuevos profesionales continúen su proceso.

Para amortiguar todo lo anterior el Ministerio de Trabajo, el Gobierno Nacional y las centrales sindicalistas, deberían empezar a regular el salario mínimo, aumentándolo, de manera que los gastos indispensables de la comunidad colombiana puedan ser cubiertos al ciento por ciento. Si no también que todos tenga derecho a un sueldo  acorde a su nivel de preparación.

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