Por: Yenny Muñoz Ramírez @yeenn21
Estudiante de Comunicación y Relaciones Corporativas
Universidad de Medellín
Reportaje
Reportaje
El perro, sea por su
inteligencia o fidelidad, se ha ganado el lugar más cercano al ser humano, tanto
que no sólo es el mejor amigo del hombre, sino que muchas personas lo
consideran su único amigo. No existe compañía más leal ni guardián tan feroz y
desinteresado como este animal. Aún así, son muchas las veces que la única
recompensa que estos obtienen son maltratos, abusos y abandono.
Transitando por las calles
sometidos a diversos peligros estos animales buscan un dueño que jamás regresó
o simplemente anhelan encontrar una
familia para dejar de ser un perro de nadie: solo, hambriento y enfermo para lograr así, ser parte de una “manada”. En varias ocasiones
encuentran personas que se hacen cargo de ellos, pero lo único que logran es
una vida llena de sufrimiento, pues estos personajes abusan de ellos de manera
despiadada por medio de fuertes golpizas, abandonos, torturas, entre otros.
Son cientos de perros los
que viven en la calle como parte de un triste paisaje de abandono, que son
mirados con indiferencia todos los días. Son miles de animales que se abrigan día a día con su propio cuerpo
para dormir en el frío de la noche, pero son pocos los que encuentran un hogar
y un compañero que entienda lo que es necesitar un poco de cariño.
Un
hogar donde vivir
En Medellín hay alrededor de 4.500 animales callejeros |
En Medellín hay contabilizados alrededor de 4.500
animales callejeros. La cifra, divulgada por FAUNA (Fuerza Anti-crueldad Unida
por la Naturaleza y los Animales) es impactante, pues cada vez observamos más y
más, animales sin hogar que lo único que buscan es encontrar un lugar donde
vivir. Sin embargo, la suerte de estos
animales poco a poco ha ido cambiando, gracias a la acción de personas afectas por el sufrimiento de estos que logran
brindarles una mejor vida.
El “hogar de paso San Francisco
de Asís” para caninos y felinos, nace de
la iniciativa de una pareja: Catalina Sierra Sánchez y Luis Alejandro Peralta
Medina, veterinario quien ejerce la profesión hace diez años, ellos son amantes
de los animales, que dedican su tiempo, esfuerzo y dinero para rescatar y
proteger perros y gatos desamparados y
abandonados en Medellín. Este hogar fundado el 18 de septiembre de 2008
comienza como veterinaria, dando pie para fundar “el hogar San Francisco de Asís”,
que ha sido la salvación para muchos animales donde han encontrado una
verdadera familia y un lugar donde correr y divertirse. El Hogar inicio con tres
perros aproximadamente “Negro” y “Luna”, que necesitaban de su cariño y su
afecto y “Chira” que llegó como mascota de la familia; junto a estos tres
perros llegaron dos gatas “Nieve”, que fue rescatada de una veterinaria donde
la sometían a estar las 24 horas encerrada en una pequeña jaula, después de ésta
llegó “Hainaná”, un gatica que cuando fue rescatada ya no tenía voz de tanto maullar en una
jaula, tenía todo su cuerpo lleno de popo y parece que ésta llevaba varios días
sin alimentarse.
A pesar de la rivalidad
entre perros y gatos, es evidente que en el Hogar se percibe todo lo contrario,
pues ambos tienen una convivencia muy sana y respetuosa.
Perros
dignos de admirar
Para los dueños tener estos
animales es una bendición, ya que cada uno de ellos tienen historias
particulares que marcaron y marcaran sus vidas. “todos los perros han sido
traídos, unos los dejan amarrados o los
meten a la casa. Muchas veces los traen en estados críticos de salud; como el
caso de “Bamby”, una perrita que tuvo dos hogares. Inició en una casa donde vivía
una niña, la hermana y el esposo, cuando
eso se llamaba “Nena”. La hermana de la niña quedó en embarazo y el esposo de ésta
comenzó a pegarle con un bate cada vez que la perrita se le acercaba a la
señora. Antes de ese hogar nos dimos cuenta de que la perrita vivía en una casa
por acá en Santa Elena, la alimentaban con harina, dormía fuera de la casa y
también la maltrataban, entonces pasó por varios hogares donde le dieron amor,
pero luego la maltrataban, por esto la perrita sí que era temerosa, desconfiaba
de cualquier persona que se le acercara y con nosotros recuperó esa confianza y
ese amor. Esta es mi “Bamby”, siempre está al lado mío, a esta perra no se la
entregaría a nadie, pues al llevar con nosotros cuatro años le daría muy duro adaptarse de nuevo”, explica Catalina Sánchez.
La historia más impactante
para los dueños del lugar ha sido la de “Katy”, “la coordinadora” de la manada.
Nos cuentan que “ella vivía en una apartamento
con una familia, de un momento a otro la señora consiguió un empleo y no sé que
pasó y la vino a dejar en una finca amarrada cerca de acá, resulta que los
primos de ella eran los que la tenían amarrada, eran clientes de nosotros con
una pinscher cuando teníamos la veterinaria y Alejandro un día que fue hacer
una visita domiciliaria, vio que la perrita la tenían ahí amarrada al sol y al
agua, fue varias veces a revisar la perrita y “Katy” siempre estaba amarrada al
sol y al agua entonces un día que él fue la soltó y le dijo: “Katy vamos”, y de
inmediato la perrita vino corriendo, para mí ésta ha sido una de las historias más
tristes. Después de la perrita haber vivido bien, pasó a estar todo el día al
sol y al agua. El señor que estaba a cargo de la perra se dio cuenta que
nosotros la teníamos acá, hablamos con él y dijo que nosotros la íbamos a
adoptar y la íbamos a operar, desde eso “Katy” esta acá con nosotros. Se volvió
“La coordinadora”, porque un señor que entrena perritos vino y trabajó con
ella, ella es rescatista. Un día estuvo con nosotros en Comfenalco y yo iba en
un botecito nadando y le grité ¡Katy, Katy, Katy! Y ella se metió al agua a
salvarme con una cuerda en la boca”.
Estas y muchas historias más
han causado gran conmoción tanto en los dueños como en las personas que visitan
el lugar.
A pesar de que los animales son los que buscan familia, estos no fueron los únicos en
encontrarla, ya que para Catalina, Alejandro y sus dos hijos Celeste de 5 meses
y Miguel de 2 años y medio, estos animales son más que mascotas son su familia,
sus protectores, sus amigos. Ellos dicen amar su forma de vivir, pues estar
rodeados de la naturaleza y contar con la mejor compañía que puede haber es
mejor manera para convivir y criar a sus hijos.
Miguel Peralta Sierra, un
niño que con sus oscuros ojos como la noche ilumina la vida de muchas personas,
con una estatura tan pequeña como la de una pulga pero con un corazón grande
como el espacio, pues su capacidad de amar a sus seres queridos y de desempeñar
labores encantadoras en pro de la naturaleza, hacen de él, un niño admirado por
la sociedad. Miguel es hijo de Catalina y Alejandro que con dos años y medio de
vida conoce y tiene a los mejores amigos del mundo: los perros.
Este pequeño saltamontes que
va de matorral en matorral descubriendo cosas nuevas junto a sus amigos, es un
personaje lleno de experiencias maravillosas, pues al haber crecido en el campo
rodeado de sus fieles amigos han hecho de él un niño alegre, curioso, fuerte,
valiente, amigable e inteligente, que con sus mil cualidades demuestra ser el
“jefe de su manada”, ya que éste es quien guía a estos animales y está,
constantemente, conviviendo con ellos. Según sus padres los perros le guardan
un gran respeto y cariño al niño, lo toman como su líder.
Miguel hace de la vida de su
familia una aventura, pues desde el momento en que nace ha sido la luz de los
ojos tanta de sus padres como de sus caninos amigos.
Buscando
salir adelante
Sostener los quince perros y
los ocho gatos que se encuentran en el Hogar
no es nada fácil, ya que al ser animales de raza grande requieren de más
alimento y de un lugar apto para su recreación y convivencia. Al no tener
colaboración de ninguna entidad ni del Estado, esta familia recurre a personas
generosas que muchas veces les regala comida para los animales o aportan
monetariamente al sostenimiento del lugar. Al ver que esto no da mucho
resultado crean una estrategia innovadora
y atractiva para el público, ya que por medio de una caminata canina que se
hace en Santa Elena se recogen $10.000 (diez mil pesos) por personas, con el
dinero recolectado se sostiene el Hogar.
En estas caminatas se hacen
recorridos por todo el bosque, donde los perros encuentran un lugar donde
divertirse y disfrutar con otros perros; lo que ayuda notablemente en la
convivencia de los animales y del cambio de ambiente, pues al encontrarse en un
lugar tan sano y puro descubren tranquilidad y armonía.
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