sábado, 17 de noviembre de 2012

Vida en cuatro patas


Por: Yenny Muñoz Ramírez @yeenn21
Estudiante de Comunicación y Relaciones Corporativas
Universidad de Medellín
Reportaje


El perro, sea por su inteligencia o fidelidad, se ha ganado el lugar más cercano al ser humano, tanto que no sólo es el mejor amigo del hombre, sino que muchas personas lo consideran su único amigo. No existe compañía más leal ni guardián tan feroz y desinteresado como este animal. Aún así, son muchas las veces que la única recompensa que estos obtienen  son  maltratos, abusos y abandono.

Transitando por las calles sometidos a diversos peligros estos animales buscan un dueño que jamás regresó o simplemente  anhelan encontrar una familia para dejar de ser un perro de nadie: solo, hambriento y  enfermo para lograr así,  ser parte de una “manada”. En varias ocasiones encuentran personas que se hacen cargo de ellos, pero lo único que logran es una vida llena de sufrimiento, pues estos personajes abusan de ellos de manera despiadada por medio de fuertes golpizas, abandonos, torturas, entre otros. 

Son cientos de perros los que viven en la calle como parte de un triste paisaje de abandono, que son mirados con indiferencia todos los días. Son miles de animales  que se abrigan día a día con su propio cuerpo para dormir en el frío de la noche, pero son pocos los que encuentran un hogar y un compañero que entienda lo que es necesitar un poco de cariño.

Un hogar donde vivir

En Medellín hay alrededor de 4.500 animales callejeros
En Medellín hay contabilizados alrededor de 4.500 animales callejeros. La cifra, divulgada por FAUNA (Fuerza Anti-crueldad Unida por la Naturaleza y los Animales) es impactante, pues cada vez observamos más y más, animales sin hogar que lo único que buscan es encontrar un lugar donde vivir.  Sin embargo, la suerte de estos animales poco a poco ha ido cambiando,  gracias a la acción de personas afectas  por el sufrimiento de estos que logran brindarles una mejor vida.

El “hogar de paso San Francisco de Asís” para  caninos y felinos, nace de la iniciativa de una pareja: Catalina Sierra Sánchez y Luis Alejandro Peralta Medina, veterinario quien ejerce la profesión hace diez años, ellos son amantes de los animales, que  dedican  su tiempo, esfuerzo y dinero para rescatar y proteger  perros y gatos desamparados y abandonados en Medellín. Este hogar fundado el 18 de septiembre de 2008 comienza como veterinaria, dando pie para fundar “el hogar San Francisco de Asís”, que ha sido la salvación para muchos animales donde han encontrado una verdadera familia y un lugar donde correr y divertirse. El Hogar inicio con tres perros aproximadamente “Negro” y “Luna”, que necesitaban de su cariño y su afecto y “Chira” que llegó como mascota de la familia; junto a estos tres perros llegaron dos gatas “Nieve”, que  fue rescatada de una veterinaria donde la sometían a estar las 24 horas encerrada en una pequeña jaula, después de ésta llegó “Hainaná”, un gatica que cuando fue rescatada  ya no tenía voz de tanto maullar en una jaula, tenía todo su cuerpo lleno de popo y parece que ésta llevaba varios días sin alimentarse.

A pesar de la rivalidad entre perros y gatos, es evidente que en el Hogar se percibe todo lo contrario, pues ambos tienen una convivencia muy sana y respetuosa.

Perros dignos de admirar

Para los dueños tener estos animales es una bendición, ya que cada uno de ellos tienen historias particulares que marcaron y marcaran sus vidas. “todos los perros han sido traídos, unos los dejan amarrados o  los meten a la casa. Muchas veces los traen en estados críticos de salud; como el caso de “Bamby”, una perrita que tuvo dos hogares. Inició en una casa donde vivía una niña, la hermana y el esposo,  cuando eso se llamaba “Nena”. La hermana de la niña quedó en embarazo y el esposo de ésta comenzó a pegarle con un bate cada vez que la perrita se le acercaba a la señora. Antes de ese hogar nos dimos cuenta de que la perrita vivía en una casa por acá en Santa Elena, la alimentaban con harina, dormía fuera de la casa y también la maltrataban, entonces pasó por varios hogares donde le dieron amor, pero luego la maltrataban, por esto la perrita sí que era temerosa, desconfiaba de cualquier persona que se le acercara y con nosotros recuperó esa confianza y ese amor. Esta es mi “Bamby”, siempre está al lado mío, a esta perra no se la entregaría a nadie, pues al llevar con nosotros cuatro  años le daría muy duro  adaptarse de nuevo”, explica Catalina Sánchez.

“Bamby” a pesar de haber pasado por cosas muy duras en sus hogares anteriores, hoy en día es una perrita muy dulce y protectora, pues es quien acompaña paso a paso a Catalina y su hija siendo por así decirle su “ángel de la guardia”. “Bamby” se encuentra muy recuperada de sus traumas anteriores, ya que se muestra como una perra cariñosa, amigable, fiel y arriesgada.

La historia más impactante para los dueños del lugar ha sido la de “Katy”, “la coordinadora” de la manada. Nos cuentan que  “ella vivía en una apartamento con una familia, de un momento a otro la señora consiguió un empleo y no sé que pasó y la vino a dejar en una finca amarrada cerca de acá, resulta que los primos de ella eran los que la tenían amarrada, eran clientes de nosotros con una pinscher cuando teníamos la veterinaria y Alejandro un día que fue hacer una visita domiciliaria, vio que la perrita la tenían ahí amarrada al sol y al agua, fue varias veces a revisar la perrita y “Katy” siempre estaba amarrada al sol y al agua entonces un día que él fue la soltó y le dijo: “Katy vamos”, y de inmediato la perrita vino corriendo, para mí ésta ha sido una de las historias más tristes. Después de la perrita haber vivido bien, pasó a estar todo el día al sol y al agua. El señor que estaba a cargo de la perra se dio cuenta que nosotros la teníamos acá, hablamos con él y dijo que nosotros la íbamos a adoptar y la íbamos a operar, desde eso “Katy” esta acá con nosotros. Se volvió “La coordinadora”, porque un señor que entrena perritos vino y trabajó con ella, ella es rescatista. Un día estuvo con nosotros en Comfenalco y yo iba en un botecito nadando y le grité ¡Katy, Katy, Katy! Y ella se metió al agua a salvarme con una cuerda en la boca”.

Estas y muchas historias más han causado gran conmoción tanto en los dueños como en las personas que visitan el lugar.

 A pesar de que los animales son los que  buscan familia, estos no fueron los únicos en encontrarla, ya que para Catalina, Alejandro y sus dos hijos Celeste de 5 meses y Miguel de 2 años y medio, estos animales son más que mascotas son su familia, sus protectores, sus amigos. Ellos dicen amar su forma de vivir, pues estar rodeados de la naturaleza y contar con la mejor compañía que puede haber es mejor manera para convivir y criar a sus hijos.

“El jefe de la manada”

Miguel Peralta Sierra, un niño que con sus oscuros ojos como la noche ilumina la vida de muchas personas, con una estatura tan pequeña como la de una pulga pero con un corazón grande como el espacio, pues su capacidad de amar a sus seres queridos y de desempeñar labores encantadoras en pro de la naturaleza, hacen de él, un niño admirado por la sociedad. Miguel es hijo de Catalina y Alejandro que con dos años y medio de vida conoce y tiene a los mejores amigos del mundo: los perros.

Este pequeño saltamontes que va de matorral en matorral descubriendo cosas nuevas junto a sus amigos, es un personaje lleno de experiencias maravillosas, pues al haber crecido en el campo rodeado de sus fieles amigos han hecho de él un niño alegre, curioso, fuerte, valiente, amigable e inteligente, que con sus mil cualidades demuestra ser el “jefe de su manada”, ya que éste es quien guía a estos animales y está, constantemente, conviviendo con ellos. Según sus padres los perros le guardan un gran respeto y cariño al niño, lo toman como su líder.

Miguel hace de la vida de su familia una aventura, pues desde el momento en que nace ha sido la luz de los ojos tanta de sus padres como de sus caninos amigos.

Buscando salir adelante

Sostener los quince perros y los ocho gatos  que se encuentran en el Hogar no es nada fácil, ya que al ser animales de raza grande requieren de más alimento y de un lugar apto para su recreación y convivencia. Al no tener colaboración de ninguna entidad ni del Estado, esta familia recurre a personas generosas que muchas veces les regala comida para los animales o aportan monetariamente al sostenimiento del lugar. Al ver que esto no da mucho resultado crean una estrategia  innovadora y atractiva para el público, ya que por medio de una caminata canina que se hace en Santa Elena se recogen $10.000 (diez mil pesos) por personas, con el dinero recolectado se sostiene el Hogar.

En estas caminatas se hacen recorridos por todo el bosque, donde los perros encuentran un lugar donde divertirse y disfrutar con otros perros; lo que ayuda notablemente en la convivencia de los animales y del cambio de ambiente, pues al encontrarse en un lugar tan sano y puro descubren tranquilidad y armonía.

Hacer esta clase de labores no es nada fácil, estos esposos son personas que realmente aman su labor y sus mascotas y luchan para que día a día sus perritos tengan una buena alimentación y una recreación apta para la manada, con grandes esfuerzos han logrado crear un Hogar de paso.

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