viernes, 5 de abril de 2013

No quisiera ser el heredero de Chávez

Por: Jorge Uribe Piedrahita 
Comunicador Social /Organizacional
Periodista
Especialista en Mercadeo Gerencial
Docente Universitario




Ante la “repentina y no anunciada muerte” de San Hugo Chávez, ocurrida, supuestamente, el 5 de marzo, inició un proceso de beatificación que dividió a la opinión pública entre los “lambones” del socialismo, que ahora pasa más al mesianismo, y los defensores de la democracia en América. Los primeros abogando por la santificación de un mártir, del primer Cristo latinoamericano, de aquel Jesús que llegó en cuerpo de simio a llamarse Hugo y a jugar al Robin Hood del Siglo XXI. Los demás simplemente quieren que regrese la calma a uno de los países más ricos de la región y a que se respete la constitución.

Luego de las honras fúnebres, que más parecía el entierro del hijo amado de un continente, se convocaron las elección para el 14 de abril, en las que se enfrentarán el candidato de la oposición Henrique Capriles y el cardenal in pectore, Nicolás I Maduro. Para algunos expertos, Nico tiene asegurado el trono por aquel sentimentalismo que produce la partida de un ser querido. Sin embargo, analizando profundamente la situación que vive hoy el país del petróleo latino, después de 14 años del gobierno de Chávez, el próximo presidente estará condenado al fracaso, por eso no quisiera ser el heredero de Chávez.

Lo bueno
En primer lugar, Chávez redujo, significativamente, la desigualdad y la pobreza en Venezuela. Según el informe “Estado de las Ciudades de América Latina y el Caribe”, emitido por el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, ese país es el menos desigual en términos socio-económicos en el área continental. Igualmente, los esfuerzos del pajarito Chávez lograron una mayor integración regional entre Latinoamérica y el Caribe, desembocada en la CELAC y sus buenos resultados.

Lo malo
Los errores administrativos de Chávez, tarde o temprano, tendrán consecuencias inimaginables, por un lado la deuda externa de Venezuela ha aumentado sin consideración, con una tasa de crecimiento acelerada desde 2007; lo que llevó a una devaluación del bolívar del 32%, dada por la alta inflación que va en el 20%, so pena de estar en un tiempo de bonanza para el petróleo con el precio del barril encima o cerca a los 100 dólares.

Seguidamente, la producción petrolera ha disminuido, de aproximadamente 3,1 millones de barriles por día en 2001, a 2,3 millones en 2010. Eso es consecuencia de los cambios suscitados en PDVSA, la empresa que sostiene el hogar, pero sumamente sumergida en el mundo político, allí no administran verdaderos profesionales, sino que la dirección y las más importantes decisiones, son asumidas por los seres queridos de Chávez y aquellos “lambones” del socialismo sembrado por el fallecido mandatario, que según Maduro ya está frente a frente de Cristo y pronto formará una revolución bolivariana en el cielo. Que Dios se ayude a sí mismo.

El gran error es tener a la compañía que sostiene la casa como instrumento político: La oposición convoca cese de actividades para provocar la renuncia el simio. Y el oficialismo la declaró la empresa roja y quienes no estuvieran de acuerdo debían buscar el exilio. Sacar a tanto opositor para sustituirlos por camioneros y gente del vulgo, llevó a una caída de la productividad. Cabe anotar que no es que la gente no educada no pueda liderar, pero este tipo de compañías merecen a profesionales idóneos que sepan de maniobras financieras, comerciales, logísticas, entre otras.

Paralelamente a la escasez de alimentos, a las crisis energética y carcelaria y a contar con un pueblo que se está acostumbrando a que lo mantengan, se presenta una oleada de violencia en todo el territorio venezolano. Lo primero se presenta por las nacionalizaciones y el poco interés que tiene el mundo en invertir en un país liderado por aquellos que ponen por debajo de sus intereses y sus falsas ideologías, el bienestar del pueblo; y lo segundo, porque para nadie es un secreto que Chávez armó al pueblo para que sea éste, el encargado de apoyar la prolongación de su mandato en el tiempo. Venezuela se ha convertido en la jaula de narcotraficantes, guerrilleros y grupos al margen de la ley. Para dar un ejemplo básico, el Secretariado de las FARC tienen grandes zonas de refugio, bueno, tenían, porque ya Colombia los está sosteniendo en las paradisíacas playas cubanas.

En conclusión, el próximo presidente, ya sea Capriles, que no creo; o Maduro, que muy seguramente será por la Chavelización de las instituciones  encargadas de vigilar los comicios, recibirá un país que cree que lo bueno y los logros son del comandante Chávez, San Hugo, el pajarito que le quitó el puesto al Espíritu Santo, el Cristo registrado con los apellidos Chávez Frías… pero las dificultades y las reformas que se deben implementar después de decisiones improvisadas, serán culpa de Maduro o en su defecto, de Capriles; porque como dijeron en un medio: A Maduro le tocaron las vacas flacas, condenado por su propio mentor, al fracaso. 

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