jueves, 17 de abril de 2014

Murió el hijo mayor de Colombia, murió Gabriel García Márquez

Por: Jorge Uribe Piedrahita
Comunicador Social /Organizacional
Periodista
Especialista en Mercadeo Gerencial
Docente Universitario
Líder Coach


Hace algunos meses había abandonado la enriquecedora labor de escribir. Quería apartarme de las letras y permitir que mi mente y mis dedos reposarán durante un buen tiempo. Sin embargo, el momento que hoy vive mi Patria me obliga a regresar a este mundo, me exige retornar para hablar sobre lo que representó para mi vida el colombiano más eterno y universal de la historia de la humanidad: Gabriel García Márquez.

Dicen que los grandes no mueren, y quizás no lo hagan por el legado mágico que dejan en los hombres, en el caso de Gabito, seguro su recuerdo y su obra nunca saldrán de la mente de las actuales y futuras generaciones de humanos. Él supo llegarle al alma del país, se convirtió el hijo preferido de estas montañas, en la inspiración de quienes apenas emprendemos el largo camino del periodismo, se tornó en el hombre más influyente en la literatura universal. 

Al mejor escritor después de Cervantes, al novelista, al cuentista, al guionista y a ese maravilloso periodista colombiano, lo conocí cuando tenía 11 años de edad, en esa época recuerdo que la profesora de español nos puso una difícil tarea: Escoger una obra literaria para leerla durante el año; yo empecé a consultar entre mis primos si tenían algún libro deleitante que pudiese saciar mis ganas de leer y recuerdo que entre el polvo y las telarañas, en una caja vieja estaba un libro con la imagen de un hombre tendido, cubierto por una manta blanca y cuyo título decía: "Crónica de una muerte anunciada"; y fue así como me enamoré de Santiago Nasar, de cada personaje, de cada letra, de cada párrafo, me enamoré del escritor Gabito, del hombre capaz de hipnotizar con sus palabras, de quien tenía la habilidad para envolver las mentes con su impecable capacidad de describir los hechos. Era un cronista digno de admiración e imitación.

Hizo que Aracataca, Magdalena, sonara en todos los rincones del universo, allí nació el 6 de marzo de 1927 en la casa de sus abuelos, con los que pasó sus primeros años. Sus padres, Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez, fueron inspiración constante para el premio Nobel de Literatura de 1982 por "Cien años de soledad", considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal. A través de ésta, el mundo conoció a Macondo y una serie de personajes que él mismo inmortalizó. 

Después de años difíciles, de intentar conquistar el mundo con "La hojarasca", "La mala hora" y "El coronel no tiene quien le escriba", recordó a Tranquilina, su abuela, y las historias de cuando era niño, con éstas empezó a escribir "Cien años de soledad". Se encerró durante 16 meses para que la idea se materializara en el papel, mientras su esposa, Mercedes Barcha, empeñaba todo, hasta la licuadora para enviar la novela a Argentina. Y es que el colombiano más universal de la historia, no fue famoso en su tierra; el país gaucho fue el primero en darle la oportunidad, porque en Colombia era un hombre desconocido, hasta algunas de sus obras fueron vetadas por palabras como ¡Mierda! con la que termina "El Coronel". 

Pese a todas las adversidades, el hijo preferido de Aracataca, logró que "Cien años de soledad" se vendiese como pan en Argentina. Y desde entonces, el tímido periodista comenzó a conquistar el mundo. La fama llegaba a sus pies y con ella, un sinnúmero de gloriosos momentos para el artista y para Colombia. Entre esos acontecimientos está la entrega del Premio Nobel de Literatura que recibió en 1982 y con el que hizo que su obra fuese eterna y el nombre de Gabriel García Márquez estuviera ciento por ciento relacionado con Colombia, porque hablar de Gabo es hablar de nuestra nación, so pena de ser de esos hombres universales, de aquellos que pueden vivir y morir donde les de la gana.

García Márquez fallece el 17 de abril de 2014 en México, y deja un legado incalculable para el mundo; será la inspiración de todos los que abogamos por un Planeta en el que los humanos vivan en paz, sin necesidad de recurrir a esa frase que retumba en su obra "El otoño del patriarca": "El día en que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin culo". Así era Gabito, un hombre que envolvía con sus letras, reflejaba sus ideales en los textos, transmitía con sus descripciones las ganas de habitar en su realidad; quería bañar a sus lectores con el olvido, cubrirlos con un realismo mágico bien escrito, con las ganas de pedir la visa para morir en Macondo. 

Gracias Gabriel García Márquez por convertirse en el hijo mayor de Colombia, por ser fuente de inspiración, por sus escritos y su obra, por dejar una estela de recuerdos que pasarán de generación en generación y será obligatorio para colegios y universidades, implementar ciclos de formación en los que usted, sus novelas y cuentos, serán protagonistas eternos. 

Gabriel José de la Concordia García Márquez (1927 -2014) Q.E.P.D.